La
importancia de las enfermedades crónicas ha ido aumentando desde principios de
siglo hasta la actualidad; viene dada por su elevada morbilidad y mortalidad y
su enorme transcendencia socioeconómica. Alrededor de 22 millones de españoles
sufren algún tipo de enfermedad crónica. El 80% de las consultas en atención
primaria y el 60% de los ingresos hospitalarios son por este motivo. el 70% del
gasto sanitario se atribuye al diagnóstico, tratamiento y seguimiento de este
tipo de patologías. A su vez, a partir de los 75 años un porcentaje superior al
50% padece cuatro o más enfermedades crónicas y muchos de estos pacientes están
poli medicados.
El paciente grave puede hacer una negación total de su
padecimiento, e intentar normalizar su vida. Hace una negación de su
diagnóstico, en la medida en que el proceso crónico es más asintomático,
favorece en mayor medida una huida de este tipo.
El enfermo crónico raramente expresa sin ambages su
agresividad. Fuera de la consulta, en cambio, puede ser más franco ("¿qué
se habrán creído?, =decirme que tengo que comer sin sal; " es un médico
muy malo porque solo sabe tratar el azúcar con insulina"). Un patrón de
conducta relativamente frecuente es el "pasivo-agresivo". La
agresividad se vehiculiza a través de una resistencia pasiva, casi inaparente,
a las indicaciones de= profesional de la salud (pérdida de recetas, olvidar las
citas, cambiar la posología).
El paciente apoya su conducta en argumentos o razones. Los pacientes crónicos
pueden reinterpretar su enfermedad para justificar su conducta. Creen que si se
inyectan insulina cada vez serán más diabéticos.
Está tenso, ansioso e
inseguro. Sospecha de todo y a todo busca significados. Puede mostrarse pasivo,
reservado, contestando con monosílabos. "otras veces me han dado
pinchazos".
Se muestra cortante, maleducado, reivindicativo. Es una actitud que genera irritación y enfado. El paciente parece que intenta provocar una espiral de mutuas agresiones, y, por desgracia, muchas veces lo consigue. "¿Qué le trae a la consulta?", "Usted tiene que saberlo, para eso es el medico".
Se muestra cortante, maleducado, reivindicativo. Es una actitud que genera irritación y enfado. El paciente parece que intenta provocar una espiral de mutuas agresiones, y, por desgracia, muchas veces lo consigue. "¿Qué le trae a la consulta?", "Usted tiene que saberlo, para eso es el medico".
Hay pacientes que se ponen totalmente en nuestras manos y
se des-responsabilizan de sus procesos curativos.
El individuo presenta, Malestar físico y emocional. Cambios
en los patrones de sexualidad. Pérdida de la independencia. Modificaciones en
la escala de valores y filosofía de vida. Alteraciones en la autoimagen.
Sentimiento de impotencia y desesperanza. Miedo a lo desconocido. Respuestas
depresivas, de negación o de agresividad.
Se produce una pérdida del equilibrio familiar. Se
manifiesta por: Pérdida del rol del enfermo. Cambios en el rol de los demás
miembros de la familia. Separación del entorno familiar. Problemas de
comunicación en la familia.
Los problemas que surgen son, Cambio o pérdida de status
social por la pérdida o cambio de trabajo. Aislamiento social. Cambio en el
nivel socioeconómico. Cambio en la utilización del tiempo libre.